martes, 5 de abril de 2016

Pensamientos del día 5 de Abril de 2016

La verdad es que no sé si merece la pena contar las penurias de mi pasado, o es mejor explicar lo que estoy sintiendo ahora, que también son penas al fin y al cabo. La intención de este blog era ayudar a la gente, pero me estoy dando cuenta que no lo estoy utilizando para es eso, si no para explicar como me siento.

Después de 9 meses sin consumir, me está costando un mundo levantarme cada día y que mi primer pensamiento no sea una cerveza, si no que todo mi día se basa en luchar sin parar para no recaer.

De repente un día me siento "robotizada", sin pensar en nada, con la mente en blanco. Entro en un bar y pido una cerveza. Me la bebo y me voy. Ni la he saboreado ni nada de nada. Simplemente me la he tomado en dos sorbos y me he ido.

Me sentí como si no hubiera hecho nada, tranquila y relajada, hasta que me di cuenta que, a eso, se le llama recaída. Lo sea o no (que según mi psicóloga lo es), yo sigo con lo mío. Fue una debilidad de la que no disfruté nada y encima no volví a pedir otra. Ni ganas. Ahora tampoco las tengo.

Creo que me afectó lo que me dijo el otro día mi madre: que a quién quería engañar y que estaba engordando como antes. Me llegó a decir que estaba segura de que volvía a beber... Me hizo muchísimo daño después de todo el esfuerzo que estoy haciendo. Intenté explicarle que estoy tomando 12 pastillas diarias y las hay que me están hinchando, que por más que haga ejercicio, cuesta perder kilos. Total, que ella no entendía nada y seguía opinando que yo había vuelto a recaer, con lo que le colgué el teléfono. Volvió a llamarme pero seguía reprochándome lo mismo y le colgué de nuevo. Al final llamé a mi padre y le expliqué lo que había pasado. Al día siguiente me llamó de nuevo mi madre llorando y pidiéndome disculpas. Sentí una pena enorme, la mujer tiene ya 80 años. Ya no puedo reprocharle nada, en su día se lo perdoné todo. Pero por alguna razón se me quedaron sus palabras en la cabeza y, aunque no es para justificarme, la recaída que tuve vino por todo lo ocurrido. Creo que, si yo quisiera beber de nuevo, disfrutaría y recaería del todo, pero no fue el caso. Fue más bien como un comportamiento inconsciente para darle la razón a mi madre.

No sé por qué lo hice, pero pasó. Ahora tengo que decir que llevo dos días abstinente. Me siento destrozada por dentro. Mi pareja me ha perdonado pero yo me vuelvo a sentir sucia. Tengo que empezar de nuevo, pero esta vez lo haré bien. Cada día mi pareja se encargará de darme el colme. Eso me tranquilizará, y sé que si bebo habiendo tomado el colme, me puede dar algo serio. Así que allá voy, renovando energías, y aunque este rota, a recomponerme de nuevo.

Mi hijo es el que me ayuda a escribir este blog, y no sé que pensará cuando lea esto, pero yo ya no quiero mentir ni esconder nada. Espero que siga confiando en mi. Tengo que hacerme merecedora de su fe. Él sabe que lo conseguiré, pero le pido perdón por adelantado por esta recaída puntual. Lo siento mucho Alfred y Magda.

¡¡¡No os voy a decepcionar más!!!

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